Cuando mi hermana mayor estaba en vida, le gustaba dar regalos. Su alegría era ver la cara del que lo recibía. Cuando se ama, se desea demostrarlo de alguna u otra manera. ¡Es una necesidad! Muchas personas que quedan viudas, dicen que una de las cosas que más extrañan es no tener a quién llevarle un regalo cuando se regresa del trabajo o de algún viaje, extrañan el no tener a quien manifestarle ese amor.
También se dice que en el amor, no hay nada más doloroso que un amor no correspondido.
Conocí una pareja que se estaba separando y el esposo deseaba reconquistar a su esposa y casi llorando decía que le llevaba flores y chocolates con una tarjeta diciendo "para mi princesa" pero ella le regresaba las flores y los chocolates y le decía "yo ya no soy su princesa". Ella ya no quería dejarse amar de él. Ya su amor no era bienvenido. Habían pasado tantas cosas que ya no estaba interesada en recibir el cariño de aquel hombre que una vez tuvo el privilegio de amarla. Veía un documental sobre el dolor del amor no correspondido y la joven decía que daría cualquier cosa por volver con el amor de su vida, pero el sencillamente al verla, le secó sus lágrimas y le dijo "Lo siento, ya no ha podido ser".
El hecho de que esa persona a quien amas, esté dispuesta a recibir tu amor y que además de eso te ame a tí también, es un privilegio. Es algo muy valioso.
Poder amar es ejercer la misma naturaleza de Dios porque Dios es amor; y poder tener la satisfacción de que nuestros seres amados reciben agradados nuestro amor y cariño ¡es un enorme placer! Con razón el Señor Jesús decía:
"... Más bienaventurado es dar que recibir." Hch 20:35.
La palabra "bienaventurado" proviene de bien (bienestar) y aventura (advenir), es decir, que se goza de un bienestar porvenir. Aquí entonces presento cinco "bienaventuranzas" del matrimonio. Cosas que debemos practicar en el matrimonio para tener un bienestar porvenir.
1. BIEN ABNEGADOS.
Bienaventurado los abnegados, porque morirán más rápido a su ego.
La abnegación es la renuncia voluntaria a los propios deseos, afectos o intereses en beneficio de otras personas, y no hay otra institución que nos enseñe tanto a despojarnos de nuestro crecido ego, de nuestro egoísmo, como el matrimonio. Nos deja pobres del yo, porque todo hay que compartirlo, se consulta cada decisión y ponemos primero el bienestar del otro antes que el propio.
Cuando una pareja se destruye, realmente no sucede por cosas superficiales como problemas de incompatibilidad. En el fondo, los dos, o alguno de los dos se ha vuelto egoísta. El carácter de las personas lo es todo.
"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos." Mt.5.3
2. BIEN INDEFENSOS.
Bienaventurados los indefensos porque ellos serán ayudados.
Por alguna razón aprendimos a que siempre necesitamos ser fuertes. Que no se descubra nuestra vulnerabilidad. Listos para defendernos, listos para atacar.
Pero el matrimonio, es el lugar donde nuestras emociones deberían sentirse seguras. Donde puedo llorar por algo y sé que mi pareja me va a consolar. Donde mi pareja puede estar tranquila de que no me aprovecharé de sus debilidades, ni de sus desventajas. No me burlaré, no te traicionaré. Conmigo estás seguro.
Hay momentos muy duros en la vida. Se pierde el trabajo, te faltan al respeto en el taller, te enfermas, etc. Bienaventurado aquel cuya pareja puede llorar y hallar consuelo sin acusaciones o reproches. Sin decir "Eso le pasa porque usted no piensa" sino "tranquilo, juntos saldremos de esto". A veces no somos la mejor versión de nosotros. Somos humanos y vulnerables y qué bueno saber que ni yo ni mi pareja estamos armados para atacar o defendernos. El matrimonio no es un campo de batalla, es un refugio para el corazón.
Ser vulnerables nos ayuda a pedir lo que queremos y a evitar el bloqueo, evitar cerrarnos o distanciarnos de nuestra pareja. Nos permite generar confianza y participar plenamente en una relación íntima. Ser vulnerables nos permite abrir nuestro corazón, dar y recibir amor por completo.
"Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación." Mt. 5.4
3. BIEN AMABLES
Bienaventurados los amables porque su sistema inmune mejorará, su ansiedad se reducirá y se sentirán mejor, con una sensación de que todo está bajo control (datos probados por la ciencia de la sicología). Ser amable significa ser suave, dulce, de buenos modales, cariñoso. Eso le hace bien al corazón y nos ayuda a construir una mejor comunidad.
Para muchos el matrimonio es una licencia para dejar de ser amables. Cuando la pareja duerme, puede ser que al despertar le digas "te veías tan lindo, duermes con tanta paz, pareces un angelito" pero a la siguiente noche cuando está roncando con la boca abierta, dejando rodar la baba por su mentón mojando la almohada, no es necesario decir nada, un simple "buenos días amor" será suficiente. Si no hay nada amable que decir, mejor no lo digas, si lo dices, es muy posible que después lo lamentarás.
"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad." Mt. 5.5
4. BIEN CORRECTOS
Bienaventurado el que puede confiar en su pareja porque hace lo correcto y bienaventurado el que puede confiar en tí porque eres justo.
Desear la justicia es desear hacer lo correcto. Es un deseo de ser transparentes.
Nada de coquetear con otros, o de hacer trampas con el dinero, o de mentir. Es no hacer nada sucio, ni comprometedor, ni siquiera algo medianamente vergonzoso, es no tener que ocultar cosas.
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados... Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios." Mt. 5.6,8.
5. BIEN TOLERANTES
Bienaventurados los tolerantes porque ellos tendrán paz.
¿Amas a tu suegra? ¿Qué tal te llevas con tus cuñados? ¿Los respetas?
Como quiera, ellos son parte esencial de tu pareja y aunque es sabio que vivan aparte, que cada uno tenga su propio nido y alimenten su propia hoguera, debemos tener misericordia y ser pacíficos con ellos porque al pensar mal de ellos o tener bronca con ellos, herimos a nuestra pareja. Ser tolerantes es pasar por alto la ofensa, no tomarlo a pecho. Cuando los veamos, podemos procurar ser civilizados, guardando el respeto y la dignidad de cada uno. También podemos procurar ganarlos, como dicen en algunos países "echárselos al bolsillo".
Además de ser tolerantes con los parientes, ser tolerante con la pareja. Mi esposo tiene un dicho cuando yo no estoy de muy buena actitud o no quiero ceder a lo que me pide "ya vendrán tiempos mejores" dice.
"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios." Mt. 5.7,9
Ya que nos han conquistado y se han dejado conquistar de nosotros, disfrutemos del privilegio de amar.
Con amor,
Merly Moya
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